El Tribunal de Apelación del Segundo Circuito anula el acuerdo de arbitraje con renuncia a la acción colectiva
En el caso In Re: American Express Merchants’ Litigation (N.º 06-1871-cv), un tribunal compuesto por dos jueces del Segundo Circuito da un nuevo impulso a los argumentos para eliminar las cláusulas de arbitraje. El tribunal sostuvo que, debido a los costes supuestamente prohibitivos que supone presentar demandas antimonopolio de forma individual, obligar a los demandantes a presentar sus demandas en arbitraje les impediría defender eficazmente sus reclamaciones federales. Por lo tanto, el tribunal dictaminó que el acuerdo de arbitraje en cuestión era inaplicable.
Para aquellos que pensaban que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos (en Stolt-Nielsen, Concepciony CompuCredit) finalmente zanjó cualquier discusión sobre la aplicabilidad de las cláusulas de arbitraje y las renuncias a demandas colectivas, un panel de dos jueces del Segundo Circuito no está de acuerdo. En el caso In Re: American Express Merchants’ Litigation (n.º 06-1871-cv), un panel de dos jueces (el tercer juez original, ahora la jueza Sotomayor, obtuvo un nuevo empleo desde que se discutió el caso originalmente) concluyó que un acuerdo de arbitraje con una renuncia a la acción colectiva no es ejecutable basándose en el testimonio de un experto que afirmó que sería prohibitivamente costoso para los demandantes presentar sus reclamaciones antimonopolio de forma individual. Esto significaría, según razonó el tribunal, que el arbitraje no permitiría a los demandantes reivindicar eficazmente sus derechos legales federales. Por lo tanto, el tribunal dictaminó que el acuerdo de arbitraje no es ejecutable.
En particular, el tribunal se basó en la decisión anterior del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Green Tree Financial Corp.-Ala. v. Randolph, 531 U.S. 79, 92 (2000), en la que se sostenía que cuando «una parte pretende invalidar un acuerdo de arbitraje alegando que el arbitraje sería prohibitivamente costoso, dicha parte tiene la carga de demostrar la probabilidad de incurrir en dichos costes». El Segundo Circuito concluyó que el testimonio pericial sobre los costes de interponer una demanda antimonopolio satisfacía este requisito. (Slip op. en 21-24). Sin embargo, en Green Tree, el debate se centró en comparar los «costes del arbitraje» con los costes de interponer una demanda ante los tribunales. Véase, por ejemplo, Green Tree, 531 U.S. en 522. En este caso, el testimonio pericial se centró únicamente en los costes de presentar una demanda antimonopolio a título individual, independientemente de si dicha demanda se presentaba en un arbitraje o ante un tribunal.
Queda por ver si otros tribunales adoptarán este razonamiento. Obviamente, es difícil imaginar que los demandantes con muchas otras reclamaciones federales no puedan plantear el mismo tipo de argumento sobre los costes de proceder de forma individual. Sin embargo, por ahora, es de esperar que este caso sea muy citado por los abogados especializados en demandas colectivas que buscan evitar el arbitraje.