Ley contra el soborno del Reino Unido: elevando el listón de los programas anticorrupción
En la economía verdaderamente globalizada de hoy en día, es un hecho que gran parte de los negocios que se realizan tienen un componente internacional. Las leyes anticorrupción globales presentan un desafío único para las empresas que realizan este tipo de negocios. En los Estados Unidos, la aplicación de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (Foreign Corrupt Practices Act, FCPA), promulgada hace unos treinta años, está en su punto más alto. Solo en 2010, las agencias estadounidenses encargadas de hacer cumplir la ley llevaron a cabo un total de 74 acciones de aplicación de la FCPA e impusieron sanciones económicas a las empresas por un total de 1800 millones de dólares. En 2010, el Departamento de Justicia (DOJ), que aplica la FCPA conjuntamente con la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), anunció que «la aplicación de la FCPA es más estricta que nunca, y cada vez lo es más». La SEC también ha convertido la aplicación de la FCPA en una prioridad. Para pasar de las palabras a los hechos, la SEC anunció en 2009 la creación de una unidad especializada dedicada a la aplicación de la FCPA. Al anunciar la nueva unidad, Robert Khuzami, director de aplicación de la SEC, destacó que la unidad se centraría en «colaborar más estrechamente con nuestros homólogos extranjeros y adoptar un enfoque más global de estas infracciones». Fuera de los Estados Unidos, las contrapartes extranjeras parecen estar asumiendo un papel cada vez más activo en la aplicación de la ley contra la corrupción. Numerosos países están reforzando sus leyes anticorrupción y emprendiendo acciones en virtud de estas leyes internacionales contra la corrupción. En particular, el Reino Unido ha aprobado recientemente una legislación anticorrupción que, sin duda, tendrá un impacto global en la aplicación de la ley contra la corrupción.
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