Cantidades económicas de fabricación: la cantidad adecuada y las ubicaciones adecuadas
¿Cuenta su empresa manufacturera con suficientes instalaciones para crear la cantidad óptima de productos en los lugares adecuados? A medida que la fabricación en el extranjero se ha vuelto viable, las opciones de ubicación se han multiplicado. Ahora, las decisiones que ya eran difíciles se están complicando aún más debido a las tendencias del mercado. Los precios del petróleo están aumentando y la automatización se está extendiendo. Además, aunque siguen existiendo diferencias, los salarios relativos se están convergiendo y las regulaciones se están uniformizando. Como resultado, los costes de transporte influyen cada vez más en las decisiones estratégicas. Si a esto le sumamos las barreras de localización al comercio, que obligan a producir dentro de las fronteras de un país determinado, cualquier planificador estratégico debe preguntarse: «¿Dónde debemos ubicar las instalaciones de producción? ¿Cuántas debemos tener en todo el mundo? ¿Cuántas unidades debemos producir en cada planta?».
Realizar un análisis que he denominado «cantidades económicas de fabricación» (EMQ, por sus siglas en inglés) podría proporcionar a los fabricantes una guía para ayudar a responder estas preguntas. (Cabe señalar que, según mi conocimiento, el concepto EMQ no es una idea muy conocida ni aceptada. Más bien, el término se me ocurrió mientras reflexionaba sobre una combinación de principios de gestión de la cadena de suministro, incluida la cantidad económica de pedido). En el pasado, los minoristas se enfrentaban a preguntas difíciles sobre el almacenamiento de inventario: cuánto, cuándo y dónde. La cantidad económica de pedido proporcionaba una respuesta mediante un cálculo con el que los vendedores determinaban en qué momento una ubicación determinada debía reponer su inventario y cuánto debía pedir. Basándose en hipótesis sobre la demanda y los plazos de envío, el cálculo de la cantidad económica de pedido busca minimizar los costes de pedido y transporte, evitando al mismo tiempo la escasez.
Del mismo modo, al calcular la EMQ, los responsables de la toma de decisiones harían suposiciones, incluyendo el número, el precio y el coste de un producto que se puede vender en un mercado determinado. La EMQ respondería teóricamente a tres preguntas:
- ¿Cuántas plantas de fabricación debe tener una empresa?
- En qué lugares deben ubicarse esas plantas, y
- Cuántas unidades produciría cada planta. Para ello, se calcularían varios escenarios, utilizando sistemas de ecuaciones, con el fin de obtener los valores óptimos para maximizar el valor objetivo: el beneficio.
Se utilizarían ecuaciones para representar los efectos prácticos. Por ejemplo, añadir una planta de producción podría mitigar los costes de envío. Sin embargo, al perder las economías de escala, los gastos generales probablemente aumentarían con cada nueva planta de producción. En cuanto a los ingresos, la capacidad de una empresa para vender productos en un mercado podría depender de si mantiene una planta de producción en ese mercado. En los cálculos, los ingresos y los costes probablemente fluctuarían de forma interdependiente. Mediante fórmulas algebraicas, estas y otras consideraciones financieras se entrelazarían para generar información significativa.
Afortunadamente, programas comunes como Microsoft Excel, por no hablar de los sistemas de gestión de recursos empresariales, pueden realizar este tipo de cálculos. Para calcular los beneficios de toda la empresa, EMQ iría más allá del nivel de las instalaciones introduciendo las cantidades óptimas para cada ubicación en una ecuación a nivel de empresa. La cantidad que maximiza la rentabilidad de una instalación concreta no tiene por qué maximizar los beneficios de toda la empresa. Mediante el análisis de escenarios, los fabricantes pueden analizar cómo podría verse afectado su resultado final si instalaran un centro de producción en cada uno de sus principales mercados en lugar de utilizar instalaciones centralizadas. El software podría generar y los responsables de la toma de decisiones podrían revisar las proyecciones a nivel de empresa para una variedad de opciones. Así, el EMQ podría ayudar a las empresas a analizar no solo cuántas unidades debe producir cada instalación, sino también cuántas instalaciones debe utilizar un fabricante y dónde deben ubicarse. Al igual que otros análisis avanzados, el desarrollo de análisis EMQ podría ayudar a un fabricante a crear una ventaja competitiva.
Más allá de las cifras, no se pueden ignorar las consideraciones cualitativas. En última instancia, es posible que los fabricantes tradicionales con una o dos plantas no sean lo suficientemente ágiles como para adaptarse a los cambios significativos del mercado global. El año pasado, la Asociación Nacional de Fabricantes expresó su profunda preocupación por el uso generalizado de políticas proteccionistas. ¿Cómo se vería afectada su empresa si Brasil, Rusia o la India impusieran un impuesto elevado a cada producto vendido dentro de sus fronteras pero fabricado en otro país, como China? ¿Podría su empresa seguir enviando mercancías si los precios del petróleo se dispararan de la noche a la mañana? Al mantener la vista puesta en el horizonte e implementar análisis avanzados, como EMQ, los fabricantes de próxima generación pueden posicionarse para prosperar en los próximos años.