Los precios del petróleo se mantienen cerca de máximos históricos y algunas petroleras están anunciando beneficios récord para el cierre del ejercicio 2007. Hay rumores, pero no hay señales inmediatas de que vaya a disminuir la demanda, y la OPEP ha anunciado que mantendrá el nivel de producción. La mayoría de los inversores, prestamistas y gestores de crédito del sector petrolero piensan que lo tienen bastante fácil.
Quienes hacen negocios con entidades grandes y bien financiadas tienen razón en tomarse la vida con más calma. Sin embargo, dado que el aumento de los precios y los beneficios de los últimos años atrajo a inversores ansiosos por sacar provecho del auge del petróleo, parte de ese dinero acabó en manos de empresas que prometían más de lo que podían cumplir.
Como resultado, muchos inversores y acreedores se encuentran actualmente con posiciones en empresas que están en bancarrota o se dirigen hacia ella. Desde junio de 2006, al menos dos docenas de empresas (contando las filiales) han acabado en bancarrota, algunas de forma voluntaria y otras involuntaria, solo en los tribunales de quiebras de Texas. También se han presentado casos de quiebra de empresas petroleras, gasísticas o de servicios en otras jurisdicciones, incluida la ciudad de Nueva York, un hervidero de actividad de perforación. En algunos casos que no son de quiebra, los inversores y acreedores han presentado demandas por disputas que van desde facturas impagadas hasta fraude de valores.