Análisis profundo de datos: ¿La generación Z está menos interesada en conducir o tener un coche que las generaciones anteriores?
La generación Z, nacida entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010, se ha caracterizado por ser una generación experta en tecnología, consciente del medio ambiente y más interesada en las experiencias que en las posesiones. Por lo tanto, no es de extrañar que muestren un desinterés por tener un coche y conducir. Si bien es importante que los proveedores y fabricantes de automóviles sean conscientes de esta tendencia y realicen los ajustes adecuados en sus productos y estrategias de marketing para adaptarse a la generación Z, un análisis más profundo de los datos revela un giro inesperado que no debe pasarse por alto. El desinterés de la generación Z por los coches podría ser efímero, y sus preferencias de compra a largo plazo podrían ser similares a las de la generación del baby boom y la generación millennial, aunque con un inicio más tardío.
Los datos de un vistazo
Cumplir 16 años y obtener el permiso de conducir solía ser un hito muy esperado por los adolescentes de todo Estados Unidos, pero los tiempos han cambiado. Según un análisis de datos realizado por el Instituto de Información sobre Seguros, el 43 % de los jóvenes de 16 años tenía permiso de conducir en 1997, mientras que en 2020 esa cifra había descendido al 25 %. Esta tendencia también parece aplicarse a los miembros más mayores de la generación Z: solo el 80 % de los jóvenes de entre 20 y 25 años de esta generación tenían carné en 2020, mientras que en 1997 el 90 % del mismo grupo de edad lo tenía. Las razones de esta tendencia son múltiples, pero los estudios muestran que puede atribuirse a varios factores.
Una de las razones por las que la generación Z no muestra interés por los coches y la conducción es el auge de los servicios de transporte compartido y otros medios de transporte público de moda, como los patinetes y las bicicletas eléctricas. Estos servicios ofrecen una alternativa cómoda y asequible a la propiedad y el mantenimiento de un coche, especialmente para quienes viven en zonas urbanas o en campus universitarios, donde los medios de transporte son fácilmente accesibles. Con solo pulsar un botón, pueden solicitar un vehículo desde su smartphone y ponerse en marcha.
Otra razón por la que la generación Z parece mostrar poco interés por los coches es que se identifican como más conscientes del impacto medioambiental de su huella de carbono en comparación con las generaciones anteriores y quieren evitar los efectos negativos que la conducción de automóviles tradicionales puede tener sobre el medio ambiente. Otras razones adicionales son el alto coste de poseer y mantener un coche, debido en parte a las continuas interrupciones en la cadena de suministro y al aumento de los costes de los seguros. El coste de poseer y mantener un coche es especialmente problemático para los miembros de la Generación Z, que tienen que hacer frente a la deuda de los préstamos estudiantiles para obtener una educación superior y se incorporan al mercado laboral más tarde que las generaciones anteriores. Además, la Generación Z manifiesta un mayor temor a conducir en comparación con las generaciones anteriores y una menor necesidad de transporte personal en el día a día, dado el aumento del teletrabajo.
La cultura anti-automóvil de la Generación Z podría ser efímera
Aunque es difícil predecir con certeza cómo afectará a las ventas de automóviles la falta de interés de la generación Z por los coches y la conducción, un análisis más profundo de las elecciones de estilo de vida actuales de la generación Z y sus sentimientos hacia la conducción muestra que su ambivalencia hacia los coches puede ser efímera. Por ejemplo, a medida que la generación Z crezca, se aleje de los centros urbanos y los campus universitarios y tenga hijos, es probable que aumente su necesidad de transporte privado diario. Además, aunque los servicios de transporte compartido son populares entre este grupo de edad, es posible que a largo plazo no sean tan rentables como tener un coche propio, especialmente para las personas que viajan con frecuencia y necesitan desplazarse largas distancias. Por otra parte, a medida que los vehículos eléctricos e híbridos se vuelven más asequibles y accesibles, pueden convertirse en una opción atractiva para la Generación Z, tan consciente del medio ambiente. Además, los avances en la tecnología de conducción autónoma y las mejoras en las características de seguridad pueden aliviar parte de la ansiedad asociada a la conducción que la Generación Z manifiesta actualmente.
Los proveedores y fabricantes de automóviles deben seguir desarrollando soluciones innovadoras y adaptándose al panorama cambiante, pero no hay que perder la esperanza. Los esfuerzos por fabricar vehículos más respetuosos con el medio ambiente y rentables probablemente responderán a las principales preocupaciones de la generación Z, sobre todo cuando alcancen hitos vitales clave que hacen que la vida sin coche sea mucho más difícil, como mudarse a las afueras y tener hijos.
Por lo tanto, a pesar de su actual desinterés por los coches y la conducción, es posible que la generación Z siga deseando tener un coche a medida que se haga mayor y su estilo de vida cambie. Este patrón de desinterés inicial por los coches, seguido posteriormente de una compra históricamente constante, no es en realidad nada nuevo.
¿Hallazgos sin precedentes o déjà vu?
Es instructivo volver atrás, a cuando los millennials empezaron a alcanzar la edad para conducir. Hace una década, parecía que los millennials tenían un desinterés similar por tener un coche en comparación con generaciones anteriores, como los boomers. Por ejemplo, el número de jóvenes estadounidenses que conducían en 2014 disminuyó significativamente con respecto a generaciones anteriores y la narrativa predominante era que los millennials rechazaban los coches. Sin embargo, a medida que los millennials crecieron, resultó que sus actitudes hacia la cultura del automóvil no eran tan diferentes de las de la generación boomer. No fue sino unos años más tarde, cuando los millennials envejecieron, comenzaron a establecer sus carreras y pudieron finalmente permitirse comprar coches gracias al aumento de sus ingresos, que un mayor porcentaje comenzó a comprar coches, al igual que habían hecho sus padres. De hecho, CityLab informó en 2019 que, según un estudio nacional, no hay mucha diferencia entre el deseo de los millennials de tener un coche y el de las generaciones anteriores.
Conclusión
La falta de interés inicial de la generación Z por los coches y la conducción puede afectar a las ventas futuras de automóviles, pero es probable que la magnitud de este impacto sea menor de lo que se temía. Los proveedores y fabricantes de automóviles deben seguir siendo adaptables e innovadores para satisfacer las necesidades y preferencias cambiantes de los consumidores. La generación Z ha mostrado un menor interés por los coches y la conducción en comparación con las generaciones anteriores, pero hay indicios que sugieren que es igual de probable que compren un coche a largo plazo. Para obtener más información sobre las últimas tendencias en el sector del automóvil, consulte Actualización de Foley's Automotive.