
Se ha debatido mucho sobre el actual auge de la inteligencia artificial (IA), así como sobre la posibilidad de que se produzca una caída que recuerde al final de la era de las punto com. La IA sigue predominando en la inversión de capital riesgo, y KMPG informó recientemente de que "los inversores de capital riesgo siguieron apostando por la IA en el tercer trimestre de 2005, y las empresas que desarrollan modelos y plataformas de IA atrajeron muchas de las mayores rondas de financiación del trimestre". Y esto no muestra signos de desaceleración.
Aunque los expertos pueden debatir si nos encontramos en una burbuja de IA que podría estallar, a diferencia de los ciclos de auge que hemos vivido en el pasado, esta vez los inversores se están volviendo más selectivos. No cabe duda de que la creación de startups de IA continuará su auge a medida que nos acerquemos a 2026, pero la financiación se concentrará aún más entre aquellas empresas que puedan demostrar un ajuste real entre producto y mercado y un plan creíble de derechos legales y cumplimiento de la normativa.
A continuación se exponen tres tendencias que podemos esperar que definan el sector de la IA el próximo año.
Un cambio continuo en el enfoque de los inversores
El capital que está fluyendo hacia las empresas de IA a niveles históricos no lo está haciendo de manera uniforme, y esto continuará el año que viene. El grueso de la financiación se está canalizando hacia menos empresas, más maduras. Los inversores más avispados ya no se limitan a financiar la experimentación, y la mayor parte de la financiación de las últimas fases se destina a un número más reducido de líderes de mercado bien capitalizados, lo que deja a muchas empresas en fases más tempranas bajo presión estructural.
Como comentamos recientemente en la conferencia TED AI 2025, esto ha dado lugar a "una historia de dos mundos", ya que muchas empresas emergentes de IA en fases tempranas se enfrentan hoy al reto de aumentar los ingresos o retener a los ingenieros en medio de una intensa caza furtiva de talentos. Así pues, las empresas emergentes en las primeras fases de la IA ya no pueden confiar únicamente en su potencial técnico. Deben demostrar que pueden desencadenar y mantener un hipercrecimiento de los ingresos y, al mismo tiempo, retener a los ingenieros clave en un mercado en el que las grandes empresas pueden atraer a los mejores talentos con paquetes salariales que las startups no pueden igualar.
Los inversores también dan prioridad a las empresas que consideran que pueden resistir mejor el escrutinio legal y reglamentario que se avecina. Esto significa que los fundadores deben construir una infraestructura desde el principio que pueda soportar no sólo el crecimiento técnico, sino también la durabilidad legal y reglamentaria a largo plazo. Esto significa tener los derechos legales sobre los datos con los que se entrenan sus modelos y sus resultados. También significa cumplir con una compleja red de estructuras reguladoras entrelazadas que pueden ser nacionales, supranacionales, regionales o incluso locales. Mientras que las regulaciones tienen fronteras jurisdiccionales, se puede acceder a las herramientas de IA en cualquier parte del mundo.
Una sacudida entre las startups horizontales de IA
El año que viene, es de esperar que se produzca una agitación entre las startups de IA horizontal que carecen de especialización vertical o de capacidades agénticas. Los inversores quieren ver empresas que resuelvan problemas específicos con datos propios y resultados procesables. Estamos pasando de la era de las plataformas genéricas de IA a la de las soluciones específicas de alto valor en sectores regulados u operacionalmente complejos. El capital fluirá hacia aquellas empresas de IA que posean un problema, no sólo un modelo. La era de las plataformas de IA indiferenciadas está llegando a su fin.
Aumento de las fusiones y adquisiciones
Al mismo tiempo que todo esto ocurre, los mercados de capitales evolucionan en paralelo. Hemos empezado a ver cómo se reabre cautelosamente la ventana de las OPV, pero no es probable que la entrada en el mercado público sea la primera fuente de liquidez para estas empresas respaldadas por capital riesgo. En su lugar, es probable que 2026 traiga consigo un aumento de las fusiones y adquisiciones estratégicas (M&A) y de las transacciones secundarias antes de las salidas a bolsa. Estas transacciones "previas a la salida" no sólo devolverán capital a los inversores que han superado un largo ciclo de liquidez, sino que también ayudarán a las empresas a reforzar sus balances antes de una posible OPV.
En un momento en el que el capital es abundante pero selectivo, la próxima fase de expansión de la IA no consiste únicamente en crear herramientas de IA revolucionarias. En cambio, 2026 consistirá en crear empresas de IA que puedan resistir el escrutinio jurídico, técnico y del mercado a gran escala.